En Escocia, existe un creciente movimiento ambientalista para prohibir la recolección y quema de turba, uno de los combustibles más sucios del mundo. La extracción de turba es tan destructiva como la minería a cielo abierto. Cientos de miles de acres han sido arrasados por siglos de extracción de turba.
Sólo un pequeño porcentaje de esa cosecha se utiliza en la destilación de whisky, pero es absolutamente crucial. Es por eso que Diageo, fabricante de dos de los whiskies con más turba del mundo, Lagavulin y Caol Ila, ha asegurado los derechos para continuar cosechando turba en Islay hasta que no quede más turba para cosechar, lo que equivale a un par de cientos de años. , según una estimación.
Como era de esperar, los ambientalistas se han vuelto locos, aunque (no podemos decir esto lo suficiente) la extracción de turba para whisky es un pequeño porcentaje del problema. (Y, cabe señalar, un uso de valor extremadamente alto de recursos finitos). Aún así, hay guerras de turba en camino y, como bebedores de whisky, nos alegra que los destiladores estén pensando en el futuro.
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